La imagen del cobrador bravo ya está mandada a recoger. Hoy se puede hacer gestión efectiva sin perder la empatía.
1. Escuchar antes de presionar
Entender la situación del deudor permite plantear soluciones viables. Empresas que priorizan la escucha activa logran mejores acuerdos y mayor cumplimiento.
2. Ofrecer alternativas de pago
Facilidades realistas aumentan la probabilidad de recaudo. Organizaciones con políticas flexibles pero claras tienen mayor tasa de recuperación.
3. Cuidar la relación cliente-empresa
La meta no es solo cobrar, sino conservar al cliente. Las empresas que entienden esto construyen relaciones duraderas y cobran con más efectividad.
Una cobranza más humana no es una utopía. Es una realidad que ya aplican muchas organizaciones, con apoyo de equipos entrenados para manejar el equilibrio entre el resultado y la relación. Y eso, bien hecho, vale oro.